Testimonios
La comida no es la enemiga
"Daniela"
Tuve anorexia y bulimia. Empecé a restringir comidas cuando tenía como nueve años. Lo hacía por la presión que tenía, siempre fui una persona más alta que el promedio y nunca me explicaron que mi peso evidentemente tenía que ser mayor, así que me acomplejaba pesar más que el resto de mis compañeras. En la adolescencia, principalmente tuve bulimia y no puedo decir que estoy del todo recuperada. Aproximadamente, cada año tengo cierta recaída, ahora llevo como año y medio sin tenerla. Siento que es algo que nunca se irá, porque te aprendes el contenido energético de cada cosa que comes y de manera inconsciente mi mente está contando calorías. No tuve ayuda adecuada para salir de ahí, ni siquiera yo sabía que tenía un problema hasta que investigué. Me preocupaba todo lo que le estaba haciendo a mi cuerpo: tenía menstruaciones muy dolorosas, me daba muchísimo frío, me veía muy enferma y no me gustaba. Cuando era más joven muchas amistades se alejaron de mí por lo mismo. Mi madre siempre lo invalidó, pero sabía que tenía un problema. Durante esa época tenía el colesterol muy alto, hipersensibilidad y debilidad en los dientes, sufrí caída de cabello y tenía flacidez corporal por los cambios tan drásticos de peso. Hay que sanar primero la relación que tenemos con la comida y dejar de verla como algo bueno o malo, sólo es comida. Los estereotipos y lo que digan sobre ti da igual. Vivir un cuerpo delgado con tantas consecuencias no vale la pena.
Son como un hoyo negro sin salida "Gabriela"
Comencé con anorexia a los 10 años por aceptación social y por gustarle a un niño. Desde chiquita he sido una persona un poco rellena y mi familia me dice gordita. Cuando cumplí 10 era la única en mi grado que estaba desarrollándose a esa edad y no faltó la compañerita que hizo comentarios como: "estás gorda". Dejé de comer durante medio ciclo escolar, hasta que empecé con calambres constantemente, me dolían mucho las rodillas, no podía caminar y mucho menos correr, estaba delgadísima. Me di cuenta que estaba mal y dejé de hacerlo. En quinto año comencé a ser bulímica, esta vez fue influencia de las redes sociales, porque veía a las modelos de Victoria's Secret. Comía por ratitos, en la noche me daba atracones hasta que mi estómago no pudiera, después iba al baño y me provocaba el vómito. Mi psicólogo me dijo que debía aceptarme tal y como soy y no hacer barbaridades con el fin de agradarle a cierta población. Si yo pudiera regresar el tiempo le diría a mi yo de 10 años que es bonita, a pesar de que no tenga novio ni amigos. Ser bulímico y anoréxico es como estar en un hoyo negro sin salida. Hablo por las víctimas de trastornos, porque la gente, especialmente las niñas, quieren verse lindas por los modelos a seguir. Al que quiera intentarlo y al que ya está: sal de esa zona roja. Ve al nutriólogo, al psicólogo, con un profesional. No están solos, habrá alguien que se interese y a quien le importe cómo están.
Las palabras pueden dañar la salud de una persona "Valeria"
Tengo anorexia, pero está en remisión. También tuve bulimia hace como seis años. En mi infancia estuve en deportes de alto rendimiento, por lo que era muy delgada. Cuando entré a la universidad tenía menos tiempo para hacer ejercicio y mi dieta cambió, entonces comencé a subir de peso. Me sentía bien, no tenía problema con mi imagen, pero todo el mundo hacía comentarios sobre mi peso. Al principio no me importaba, pero después mi mamá me compró pastillas para bajar de peso y eso fue como un detonante para mí. Por ansiedad y depresión iba al psiquiatra, pero tenían muy malas praxis y me recetaron un medicamento que no era adecuado para mí, por lo que el primer mes me quitó el apetito y bajé cerca de 10 kilos, a partir de ahí empezó mi conducta alimenticia. Vomitaba a veces, pero platicando con mis amigos me di cuenta que mi valía como ser humano no debía estar en mi peso, vi qué tanto estaba atentando contra mi salud y dejé de vomitar. Creo que ahora mi relación con la comida es más sana, aunque como tengo trastorno por déficit de atención e hiperactividad a veces es un poco abrumador pensar en todo el proceso para poder tener una comida decente en el día. Lo que más me ha ayudado es ir al psicólogo, con el psiquiatra y también con nutriólogas especializadas en el tema. Mis amigos y amigas son mi contención, eso sirve bastante. Desde ese entonces trato de jamás hablarle a las personas sobre aspectos de su físico que pueden dañarles.
Consejos
Escucha tu cuerpo
Aprende a reconocer cuándo tienes hambre real y cuándo estás comiendo por emoción, ansiedad o costumbre. Tu cuerpo sabe lo que necesita.
Habla con amabilidad
Cuida tu diálogo interno. No eres tu cuerpo, tu peso ni tu reflejo. Eres mucho más que eso. Háblate como hablarías con alguien que amas.
Infórmate con fuentes confiables
No sigas cualquier dieta o consejo en redes sociales. Busca ayuda de profesionales certificados en salud mental y nutrición.
Elige ropa que te haga sentir bien
Tu valor no depende de cómo te queda una prenda. Elige ropa que se adapte a ti, no tú a ella. Sentirte cómoda mejora tu autoestima.
Evita la comparación constante
Cada cuerpo tiene su historia. Compararte con otras personas en redes sociales solo alimenta la frustración. Enfócate en tu proceso.
Practica la presencia plena
Tómate tu tiempo al comer. Respira, mastica con calma, disfruta. La alimentación consciente fortalece la relación con tu cuerpo.